sábado, 14 de junio de 2025

Cine y Pediatría (805) “Malos hábitos” en la alimentación

 

Los malos hábitos son comportamientos repetitivos y perjudiciales que se integran en nuestras rutinas diarias, a menudo de forma inconsciente, y que tienen consecuencias negativas para nuestra salud física, mental y emocional. En esencia, un mal hábito es una respuesta automática a una señal o desencadenante específico que proporciona una recompensa inmediata, aunque sea perjudicial a largo plazo. Este ciclo de señal, rutina y recompensa es lo que afianza el hábito en nuestro cerebro, convirtiéndolo en una acción casi instintiva. Los malos hábitos pueden manifestarse en todas las áreas de nuestra vida. Algunos de los más comunes son la mala alimentación , el sedentarismo, la falta de sueño, un exceso de uso de pantallas, el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol o la procrastinación. 

Desde una perspectiva psicológica, la formación de hábitos, tanto buenos como malos, está estrechamente ligada al funcionamiento de los ganglios basales, una zona del cerebro responsable del aprendizaje y de las acciones automáticas. El proceso se puede desglosar en tres componentes clave: la señal o desencadenante (es el estímulo que inicia el comportamiento), la rutina (la acción que realizamos de forma automática) y la recompensa (el beneficio inmediato que obtenemos de la rutina y que refuerza el hábito). Por ejemplo, sentir estrés (señal) puede llevar a comer comida basura (rutina), lo que proporciona una sensación temporal de consuelo (recompensa); con cada repetición, esta conexión neurológica se fortalece, haciendo que el hábito sea más difícil de romper. 

Superar un mal hábito no es una tarea fácil, pero es posible con conciencia, esfuerzo y una estrategia adecuada. Los pasos clave para el cambio incluyen identificar el desencadenante, reemplazar la rutina, establecer metas realistas y buscar apoyo. En definitiva, los malos hábitos son patrones de comportamiento aprendidos que, aunque perjudiciales, pueden ser desaprendidos y reemplazados, lo que es una inversión fundamental en nuestra salud y bienestar a largo plazo. 

Y bajo ese mismo título se presenta una película mexicana: Malos hábitos (Simón Bross, 2007), un drama psicológico que explora las obsesiones humanas con el cuerpo, la comida y la fe, a través de tres historias entrelazadas que giran en torno a los trastornos alimenticios y la represión. Historia cruzadas con una estética muy particular, bajo los acordes musicales de Daniele Luppi, y donde dos imágenes son omnipresentes: la comida y el agua. Esa comida que a todos obsesiona, a la madre anoréxica, a la hija obesa, a la tía monja, al padre que se lía con un alumna que disfruta de la comida, esa comida en el hogar, en el convento o en el nido de amor. Y esa agua que suena y cae continuamente en los cristales, esa lluvia que asola el país; también esa agua del mar, de las piscinas, de los acuarios o las duchas. La película retrata a una familia en que distintos integrantes sufren trastornos alimenticios. Tres historias cruzadas alrededor de tres líneas narrativas principales. 

Matilde (Ximena Ayala), quien, tras graduarse en Medicina, decide ingresar de novicia en un convento. Una joven monja que realiza secretamente un ayuno místico para terminar con lo que considera un segundo diluvio, pues cree que el ayuno extremo la acercará a Dios. Matilde interpreta las lluvias incesantes como una señal divina y cree que debe sacrificarse por la salvación del mundo, mientras prepara a su prima Linda para la primera comunión. 

Elena (Elena de Haro) y su única hija, Linda (Elisa Vicedo), donde Elena es una mujer obsesiva y delgada hasta la exageración (sus hábitos son de anorexia nerviosa, también su peso de 40 Kg), quien se avergüenza de que su hija sea gordita, y hace hasta lo imposible por adelgazarla. Elena lleva a su hija al pediatra para que le ponga a dieta y pueda adelgazar en dos meses, antes de la comunión. ”Doctora, ¿cuánto peso puede perder en una semana?”, pregunta la madre, mientras Linda se junta con otro chico obeso para comer a escondidas… Como no consigue perder peso, luego acuden a una dietista, más tarde a acupuntura china… Todos fracasan y, pese a las palabras de un médico “Salga a la calle. Hay gordos por todas partes”, la madre exhorta a su hija: “Cuando seas grande, querrás casarte y tener un novio guapo que te quiera mucho, y una casa linda. Échale ganas”; pero Linda piensa: “Soy gorda y fea”

Gustavo (Marco Antonio Treviño) es el padre de Linda y esposo de Elena, un arquitecto y profesor universitario que también lidia con la obsesión de su mujer por el peso y la comida, y quien acaba enamorándose de una alumna de origen peruano y amante de la buena comida (Milagros Vidal), con la que tiene encuentros furtivos en un hotel y donde disfrutan de la cama y la comida como un ritual. Una chica alegre y positiva, que le acaba diciendo: “Si el problema no tiene solución, para qué te preocupas. Y si tiene solución, para qué te preocupas”. 

Las tres historias avanzan en paralelo hasta llegar a un punto de quiebra. Matilde colapsa en el convento y es hospitalizada en estado grave. Durante la ceremonia de la Primera Comunión, Linda desobedece a su madre y come pastel en público, provocando la indignación de Elena; luego la niña intenta suicidarse (con lo que era un placebo). Gustavo se distancia de ambas y continúa su relación con su alumna, a quien deja embarazada. Y Elena fallece. La película finaliza con los personajes enfrentando las consecuencias de sus decisiones, sin ofrecer resoluciones claras…Y donde la lluvia continúa. 

Porque el título de Malos hábitos mezcla el doble sentido de esos malos hábitos alimenticios con los esos hábitos religiosos de uno de sus personajes, también una crítica al deformado pensamiento religioso, quien convierte en pecado el placer de la comida. Un juego de palabras para centrar su historia entre la fe por detener el caos y la convicción recalcitrante por evitar la obesidad. Y ello en una película que nos permite abordar temas como los trastornos alimenticios y cómo el cuerpo se convierte en un campo de batalla (ya sea por el rechazo a la comida o por la necesidad de adelgazar para cumplir expectativas sociales), la crítica a los estándares sociales de belleza, y esa alienación emocional donde los personajes viven desconectados emocionalmente, presos de sus propias obsesiones. 

Malos hábitos es una crítica dura pero sensible a los mecanismos sociales, religiosos y familiares que distorsionan la relación del ser humano con su cuerpo y su espiritualidad. Su mensaje es claro: los extremos —ya sean nutricionales, religiosos, estéticos o emocionales— terminan por enfermarnos, esos malos hábitos que cabe corregir. Allí donde Simón Bross no se limitó a la dirección y guion, pues también se dio a la tarea de crearle una campaña publicitaria y donde acuñó la frase “Uno deja de comer porque está muy lleno o muy vacío”, slogan perturbador que complementa la imagen del cartel, que alude de forma directa al símbolo más importante de la religión católica (la cruz) y que es creado a partir de cubiertos, estando abajo las tres mujeres protagonistas principales, tres familiares de tres edades diferentes: la madre adulta, Elena; la hija niña, Linda; y la joven tía, Matilde. Historias circulares desde México que rememoran a las que ya nos dejaron algunas películas de Alejandro González Iñárritu.

 

miércoles, 11 de junio de 2025

Libro Cine y Pediatría 14, películas y personajes que pueden ayudarnos a mejorar nuestro árbol de la vida

 


Un año más, y un nuevo libro del proyecto "Cine y Pediatría" llega a las librerías. Y hoy presentamos Cine y Pediatría 14

Y es así como se desgranan las celebraciones:



Y hoy llega Cine y Pediatría 14. Aquí donde el número 14 simboliza la libertad, el cambio y la búsqueda de equilibrio en la vida, alentando a las personas a adaptarse y crecer a través de sus experiencias. Y una de esas experiencias es la que nos llega a través de la pantalla, pues el cine forma parte de nuestras vidas, y puede ser un instrumento para ayudarnos a mejorar el árbol de nuestra vida. 

Porque el árbol de la vida es una metáfora poderosa y hermosa de nuestra propia existencia, un símbolo que nos conecta con nuestras raíces (pasado), con el tronco y ramas de nuestro crecimiento (presente) y con el legado de las hojas, flores y frutos (futuro). 

Y ese árbol “de cine” que le da sentido a nuestro ser y nuestra existencia es una metáfora llena de sentido y sensibilidad. El árbol de la vida es único y personal para cada uno de nosotros. No hay dos árboles iguales, al igual que no hay dos vidas iguales. Porque el árbol de la vida nos invita a reflexionar sobre nuestro pasado, presente y futuro. Nos recuerda que somos parte de algo más grande que nosotros mismos, de un gran bosque que nos conecta con la naturaleza, la humanidad y con nuestra familia. 

Y tras unas mil películas ya analizadas en Cine y Pediatría, quiero hacer una reflexión sobre aquellas películas y personajes que pueden ayudarnos a mejorar el árbol de nuestra vida. Y esta reflexión no es nueva, sino que procede de la experiencia que he tenido en dos centros penitenciarios en el que me pidieron la colaboración para dar una charla motivadora a los internos con este tema: en el año 2017 con la Unidad Terapéutica Educativa del Centro Penitenciario de Topas (Salamanca) y en este año 2025 en el Centro Penitenciario de Fontcalent (Alicante) y dentro del Programa de Formación de reclusos y reclusas del Museo Arqueológico de Alicante (MARQ). 

Y hoy quiero recopilar aquellas películas que, ya publicadas a lo largo de estos 15 años en Cine y Pediatría, considero que pueden mejorar el árbol de nuestras vidas. 

a) Prescribir películas para que la vida sea de cine: El mago de Oz (Víctor Fleming, 1939), Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, 1988), Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994), El octavo día (Jacon van Doarmel, 1996), La vida es bella (Roberto Benigni, 1997), Patch Adams (Tom Shadiac, 1998), Cadena de favores (Mimi Leder, 2000), Un puente hacia Terabithia (Gábor Csupó, 2007), El curioso caso de Benjamin Button (David Fincher, 2008), La invención de Hugo (Hugo, Martin Scorsese, 2011), El árbol de la vida (Terrence Malick, 2011), La vida de Pi (Ang Lee, 2012), Del revés (Pete Docter, Ronaldo Del Carmen, 2015), El Principito (Marck Osborne, 2015), Un monstruo viene a verme (J.A. Bayona, 2016), Wonder (Stephen Chbosky, 2017), Pinocho (Pinocchio, Matteo Garrone, 2019), entre otras. 


b) Personajes para mejorar el árbol de tu vida: George Bailey (James Stewart) en la película Qué bello es vivir (Frank Capra, 1946), Atticus Finch (Gregory Peck) en la película Matar a un ruiseñor (Robert Mulligan, 1962), Ana Sullivan (Anne Brancoft) en la película El milagro de Ana Sullivan (Arthur Penn, 1962), Mark Thackeray (Sidney Poitier) en la película Rebelión en la aulas (James Clavell, 1967), Mr. Chips (Peter O´Toole) en la película Adiós, Mr Chips (Herbert Ross, 1969), John Keating (Robin Williams) en la película El club de los poetas muertos (Peter Weir, 1989), Augusto Odone (Nick Nolte) y Michaela Odone (Susan Sarandon) en la película El aceite de la vida (George Miller, 1992), Glenn Holland (Richard Dreyfuss) en la película Profesor Holland (Stephen Herek, 1995), Simon Birch (Michael Smith) en la película El inolvidable Simon Birch (Mark Steven Johnson, 1998), Clément Mathieu (Gérard Jugnot) en la película Los chicos del coro (Christophe Barratier, 2004), Chris Gardner (Will Smith) en la película En busca de la felicidad (Gabriele Muccino, 2006), David Gordon (John Cusack) en la película El niño de Marte (Menno Meyjes, 2007), Waris Diri (Liya Kebede) en la película Flor del desierto (Sherry Hormann, 2009), Stacey Bess (Emily VanCamp) en la película Más allá de la pizarra (Jeff Bleckner, 2011), Sra. O´Brien (Jessica Chastain) en la película El árbol de la vida (Terrence Malick, 2011), Antonio San Román (Javier Cámara) en la película Vivir es fácil con los ojos cerrados (David Trueba, 2012), Wajda (Waad Mohammed) en la película La bicicleta verde (Haifaa Al-Mansour, 2012), entre otros. 


Porque el cine, el séptimo arte, como todas las artes, puede regar también nuestro árbol de la vida con esas películas y personajes inolvidables que nos trasladaron sus sentimientos y enseñanzas. He relatado algunas películas, pero a buen seguro que cada uno tendrá las suyas a buen recaudo. 

Y con esta reflexión hoy comienza Cine y Pediatría 14. Y, como todos los anteriores libros, viene acompañado de tres prólogos, dedicados al Cine, a la Pediatría y a la Docencia. Tres prólogos cuyos autores mejoran las raíces, tronco, ramas, hojas y flores del proyecto Cine y Pediatría: 

- El Prólogo desde el punto de vista de la Pediatría es un regalo que procede del Dr. Carlos Ochoa, gran amigo “basado en la evidencia” del que tanto he aprendido en las últimas décadas con su ciencia, generosidad y capacidad de trabajo, y ello porque hemos compartido muchos retos, desde la revista Evidencias en Pediatría a la plataforma de formación continuada virtual de la Asociación Española de Pediatría, Continuum, desde revisiones sistemáticas a guías de práctica clínicas, desde artículos científicos a congreso y cursos, desde la profesión a la amistad. 
Y Carlos, que lo mismo atesora una tabla 2x2 en la cabeza que una jota en su gran voz, también tiene la sensibilidad de escribir este prólogo por título “Cine y Pediatría, un espacio para la introspección y el debate”. Buen seguidor desde sus inicios del proyecto Cine y Pediatría, acierta en su párrafo final, al decirnos: “Invitamos al lector a que vea las películas presentadas en este libro como una fuente de aprendizaje. Para el pediatra, esta invitación es una prescripción facultativa. El cine no reemplaza la formación académica ni la experiencia clínica, pero puede complementar estas áreas al proporcionar un espacio para la introspección y el debate. Esperamos que sean fuente de inspiración para ejercer la pediatría con una sensibilidad renovada”

- El Prólogo desde el punto de vista del Cine lleva la firma de la actriz, directora, presentadora, modelo y escritora Vanesa Romero, alicantina afincada en Madrid con la que he coincidido en varios eventos en los últimos años, siempre en relación con los festivales de cine de la ciudad de Alicante (como el Festival Internacional de Cine o el Smatphone Film Festival). 
Pese a sus muchos compromisos, ha tenido la generosidad de aceptar este prólogo, que ha titulado “Hay historias que curan y miradas que transforman” y donde capta con conocimiento de causa el poder sanador del séptimo arte: “Cuando hablamos de cine y pediatría, no nos referimos únicamente a películas sobre niños enfermos o sobre hospitales. Hablamos del cine como una herramienta de sensibilización, como un espejo de realidades complejas, como una vía para abrir conversaciones difíciles, como un recurso para formar a futuros profesionales desde una perspectiva más humana y empática”. 

- El Prólogo desde el punto de vista de la Docencia llevará el marchamo de Mayte Ariza, periodista y entrenadora personal (coaching) desde hace muchos años con su Dreamer´s Factory, y donde nos desvela los secretos y las sencillas fórmulas de vida que conviene seguir para ver nuestros deseos convertidos en éxitos. Su último libro, “Las 72 leyes universales de los soñadores”, a buen seguro que atesorará parte de los valores que ha impulsado al proyecto Cine y Pediatría en estos tres lustros de existencia. 
 Nos conocimos precisamente en la presentación de este libro, y que tuvo lugar en el Aula de Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Alicante (allí donde también se presenta año a año el nuevo libro de Cine y Pediatría). Y de ese encuentro surgió este compromiso, que hoy se traduce en su prólogo, bajo el título de “El Séptimo Arte, la Pediatría y los sueños: un connubio mágico”. Y ella, que enseña a soñar para conseguir metas, también los hace con este proyecto, que define con certeza: “Esta colección de ejemplares de Cine y Pediatría es de una vastedad y magnitud impresionante. Un hilo conductor siempre de cómo cada película te lleva al mensaje de la educación infantil, la adolescencia y la juventud ahondando siempre en valores, con temáticas plurales, actuales y diferentes en cuanto a épocas como a nacionalidades… Enhorabuena Javier por este sueño que ya es una realidad y que nos hace a todos SOÑAR con una lectura tridimensional que enlaza con el séptimo arte de una manera magistral”. 

Y es así que con Cine y Pediatría 14 queremos seguir “prescribiendo” películas que abonen de ciencia, conciencia, calidad, color y calor nuestro árbol de la vida. 

Los libros disponibles a la venta en Lúa Ediciones 3.0.  

Y os dejamos el vídeo de presentación.

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lunes, 9 de junio de 2025

Libro ”Salud y Música”, cuando el pentagrama es terapéutico

 

El libro “Salud y Música” de Román Rodríguez se convierte en una exploración exhaustiva del poder de la música en la salud y el bienestar humano a lo largo de la vida. Un texto de fácil lectura, bien documentado y estructurado y con claros mensajes. Se parte de elementos fundamentales como la definición y las características de la música y el sonido, para llegar a la relación entre la música y el cerebro, y luego profundizar en los amplios beneficios de la música para la salud física, cognitiva, emocional, social e incluso espiritual, ofreciendo perspectivas sobre su uso en diversas etapas de la vida, desde el desarrollo prenatal hasta la vejez, pasando por infancia, la niñez, la adolescencia, la vida adulta. 

Un libro que es puro ritmo, melodía y armonía, un texto necesario que sintetiza el valor terapéutico de una de las artes más populares: la música. Allí donde el pentagrama se convierte en un buen medicamento para la salud. Porque “Salud y Música” es un libro que acumula la experiencia durante décadas de su autor, Román Rodríguez, como músico en los escenarios y también luego como musicoterapia (tanto en el campo de la docencia como de la investigación). Y ello es trascendental porque la música es y será la melodía de nuestras vidas. 

Un libro que nos invita a sumergirnos en este viaje musical hacia el bienestar, y ello para conseguir ese poder curativo de la música. Pura arteterapia para la vida. Y que hoy recomiendo con fundamentadas razones, pues su autor no solo es un gran profesional con el que he trabajado en su tesis doctoral sobre el valor de la musicoterapia en Oncología Pediátrica, sino también como colaborador en sus Cursos de Verano de la Universidad de Alicante sobre Música y Salud, lo que ha labrado una amistad que me ha llevado a tener el honor de prologar este libro y acompañarle a alguna presentación del mismo. 

Disponible en librerías y en Amazon.  

Ya lo expresó Friedrich Nietzsche: “Sin música la vida sería un error”. Por ello, no cometamos el error de no conocer las fortalezas y oportunidades de la música en cualquier etapa de la vida. El valor terapéutico de la música comienza a estar en nuestras manos con este libro…