sábado, 13 de septiembre de 2025

Cine y Pediatría (818) “They” y el género fluido



El género fluido (genderfluid) describe a personas cuya identidad de género no es fija, sino que cambia y fluctúa con el tiempo, entre dos o más géneros, o de maneras más complejas, pudiendo ser hombre, mujer, ambos a la vez, o ninguna de las dos, sin un patrón predecible o definido. Esta identidad está dentro del paraguas no binario, se distingue de la orientación sexual, y representa la idea de que el género no tiene por qué ser estático ni limitado a dos opciones. El término "fluido" se usa para hacer una analogía con las características de los fluidos, que están en constante movimiento y no tienen una forma fija, al igual que la identidad de género de una persona genderfluid y sus características: la fluctuación de identidad (a diferencia de algunas identidades no binarias más estáticas), el espectro de género y su expresión (cómo la persona se viste, se comporta, etc.) que también puede cambiar según el momento, lo cual es diferente a la orientación sexual (que es la atracción emocional y sexual hacia otras personas). 

En el amplio espectro de las sigkas LGTBIQ+, son muchas las películas que abordan la homosexualidad (masculina o femenina) y la transexualidad, pero escasas aquellas en las que se debate sobre el género fluido. Se pueden rescatar la reciente película documental canadiense La verdad sobre el género fluido (Michelle Mama, 2024), y quizás se acerque algo la película Tomboy (Céline Sciamma, 2011), una historia alrededor de Laure, niña de 10 años que, al mudarse de domicilio, se presenta como Michael, explorando la fluidez de género desde la infancia. Pero la que sin duda mira de frente al género fluido de frente es la película They (Anahita Ghazvinizadeh, 2018), puro cine independiente y ópera prima de su directora, film coproducido entre Catar y Estados Unidos y que ha tenido el madrinazgo de Jane Campion, la directora y guionista neozelandesa que no deja indiferente con obras como Un ángel en mi mesa (1990), El piano (1993) o El poder del perro (2021).  

They lleva el subtítulo de “historia íntima de cómo llegar a casa” y continúa la estela ya iniciada por esta directora iraní, Anahita Ghazvinizadeh, en el cortometraje Needle (2013), donde tuvo como mentor a Abbas Kiarostami, y ya mostraba su interés por cuestiones de identidad de género desde la perspectiva de los más jóvenes. Porque They nace de la voluntad de seguir explorando esta misma temática sirviéndose de la historia de J (Rhys Fehrenbacher), joven protagonista de 14 años que se encuentra inmerso en una constante lucha interna por ubicarse a sí mismo dentro de un género y al que todos se refieren en plural; así, en lugar de definirlo como “he” o “she”, en inglés, se refieren a J –nombre sin género - usando el pronombre “they”. Cabe recordar que en el momento de la producción, Rhys Fehrenbacher, que interpreta a J, estaba en proceso de transición como hombre trans; y la directora le conoció en Chicago mientras investigaba sobre la población transgénero en esa ciudad. 

En They todo ocurre en un fin de semana y se nos exponen retazos de la historia de J de forma intimista, con una clara intencionalidad de dejar ver al espectador sin aleccionarlo, sin evidenciar sentimientos ni situaciones mediante un juego constante con planos fijos de los que el personaje escapa, o situándonos en la posición de un observador distante. Y vamos descubriendo que J es un adolescente de género fluido que lleva tratamientos hormonales para retrasar la pubertad y que, tras dos años de seguimiento médico y terapéutico, debe decidir su identidad futura. Cuando sus padres se marchan un fin de semana, su hermana mayor Lauren y su novio iraní Araz acuden para cuidar de J durante esos días que podrían cambiar su vida. 

Conocemos a Lauren, con vocación de artista y actriz, y Araz, fotógrafo de profesión y que convive en esos días con su dolor de muelas. Vemos como J pasa tiempo en el invernadero cuidando sus plantas y flores. Y cómo en algún paseo con su hermana le explica parte de su camino y los consejos de algún profesional: “Dijo que debía coger una hoja de papel y escribir cada mañana al levantarme como: chica, chica, chico, chico, chica. O escribir O de chico y A de chica, o vació si no lo sabía. Y luego lo cuentas a final de mes”, y de alguna forma acabamos por entender ese papel que vemos varias veces con recuadros y cruces con O, A y algunas casillas sin completar. Aún así, está confuso y preocupado: “Ojalá me pudiera quedar en chico. No sé si quiero crecer y convertirme…”. 

Una parte sustancial de la trama se circunda en la fiesta de la familia iraní de Araz, donde el farsi y las costumbres del país se reflejan con cierto asombro en las caras de Lauren y J, un ambiente que la directora conoce bien. Araz prepara su boda para poder obtener los documentos de residentes en Estados Unidos. Es una parte de la película que pueda llegar a desconcertar, pues parece alejarse del núcleo narrativo y de nuestro adolescente, para mezclarnos temas como la interacción entre culturas y las leyes de extranjería de Estados Unidos o el acceso a la sanidad. De hecho, posteriormente pasamos a la consulta que J tiene en el hospital y las palabras del doctor: “Creo que ahora es el momento de pensar en el siguiente paso, Asegurarnos de que tomamos la decisión correcta, y debes estar tú y tus padres para tomas esa decisión. Creo que el proceso ha ido bien. Has tenido tiempo para pensar, trabajar las decisiones que enfrentar. Pero los resultados de la densidad ósea son bajos. No es preocupante, pero vemos que están más bajos de lo que me gustaría. Hay que pensar en el siguiente paso. Cuando añadimos más hormonas, podemos reducir la dosis de bloqueador. Pero creo que debemos pensar qué dirección tomar desde aquí”. 

Regresan los padres. Y reaparece la voz en off de nuestro protagonista con esa poesías de fondo y la frase recurrente: “Dime cuántos años tengo…”. Un final distante, evanescente, delicado, diferente… como J. 

Por cierto, cabe indicar la sorpresa que una directora iraní y una película coproducida desde Catar, dada la intransigencia religiosa que define a ambos países, aborde este tema. Aunque se puede apuntar que la transexualidad está más aceptada y extendida en Irán que en muchos países occidentales, situación realmente paradójica, pues mientras la transexualidad cuenta con cierto reconocimiento legal, la homosexualidad es severamente castigada. Esta decisión se basa en Irán en base a la idea de que la transexualidad es una condición médica, una especie de "desorden de nacimiento", no una orientación sexual, mientras que la homosexualidad la consideran una perversión. Como resultado, Irán se ha convertido en uno de los países donde se realizan más cirugías de reasignación de sexo, junto con Tailandia. El gobierno incluso puede ofrecer asistencia financiera para estos procedimientos. Pero, a pesar del reconocimiento legal, las personas transgénero se siguen enfrentando en esos países a una gran discriminación social y falta de protección de los derechos humanos… Mucho que caminar aún. Mucho que fluir por la vida…

 

miércoles, 10 de septiembre de 2025

Medicina basada en la evidencia: 5 pasos para navegar en la incertidumbre


 

Siguiendo con los artículos encargados por Anales de Pediatría al Comité de Pediatría Basada en la Evidencia de la AEP-AEPap hoy compartimos el titulado “Medicina basada en la evidencia: 5 pasos para navegar en la incertidumbre”, un artículo básico para iniciarse en el profuso mar de las “evidencias” y que se puede revisar en este enlace. Pues como decía William Osler, «la medicina es la ciencia de la incertidumbre y el arte de la probabilidad», y para lidiar con ello, qué duda cabe, puede ser de ayuda formarse. 

Porque la medicina basada en la evidencia (MBE) surge como un medio para que afrontemos mejor los retos de la medicina actual; entre ellos, la existencia de una enorme información científica y en continua evolución, la exigencia de ofrecer la máxima calidad asistencial y la limitación de recursos destinados a la atención sanitaria. La MBE no solo busca garantizar la mejor calidad en la atención sanitaria, sino que también representa un imperativo ético, ya que evita tomar decisiones clínicas que se ha demostrado que no son las más adecuadas, lo que podría perjudicar los resultados en la salud de los pacientes. Y, para ello, propone un método sistematizado para resolver las dudas derivadas de la práctica clínica habitual, mediante 5 pasos estructurados fundamentales

1) Primer paso: hacer buenas preguntas. 
 Formular preguntas clínicas estructuradas claras a través del acrónimo PIO, PICO o PECOT elaborado por el Centro de Medicina Basada en la Evidencia de Oxford. Según el tipo de pregunta, podremos vislumbrar el mejor diseño del estudio que pueda responderla. 

2) Segundo paso: búsqueda eficiente sin perdernos en la “infoxicación”. 
Realizar búsquedas bibliográficas eficientes para no perdernos entre el exceso de bases de datos y de resultados obtenidos en la búsqueda. Desde el Comité de Pediatría Basada en la Evidencia proponemos cuatro pasos de búsqueda, donde es esencial gestionar la sobrecarga de información, priorizándose fuentes de alta calidad y adoptando estrategias que permitan encontrar respuestas rápidas y confiables. 

3) Tercer paso (y eje central de la MBE): toca decidir si leemos o creemos. 
Es decir, debemos valorar críticamente las pruebas científica encontradas y someterlas a un análisis en tres pasos: juzgar si las pruebas científicas son válidas (rigor científico), importantes (relevantes en la práctica clínica) y aplicables (en nuestro entorno médico). Este proceso ayuda a evitar el error de aceptar conclusiones sin cuestionarlas. 

4 y 5) Cuarto y quinto pasos: evitar nadar para morir en la playa frente a la variabilidad sanitaria. 
Consiste en evaluar su aplicabilidad en nuestro paciente (cuarto paso) y, finalmente, adecuar e integrar la “evidencia” científica en la práctica clínica habitual (quinto paso). Estos últimos pasos enfatizan la integración de la evidencia con la experiencia clínica y las preferencias del paciente, destacando que, sin una implementación adecuada, la medicina basada en la evidencia corre el riesgo de quedar como un marco teórico vacío. 

En un entorno clínico exigente, la medicina basada en la evidencia busca equilibrar calidad asistencial, eficacia y gestión de recursos, ayudando a los profesionales a tomar decisiones óptimas y basadas en evidencia para mejorar la atención sanitaria. 

Cabe considerar un apartado final del artículo, ese encuentro de la inteligencia artificial con la medicina basada en la evidencia que en ya en esto segundo cuarto del siglo XXI deberemos integrar como una ayuda estratégica para seguir haciendo buenas preguntas, buscar respuestas pertinentes y, sobre todo, tomar mejores decisiones clínicas.

Son más de tres décadas de este paradigma de la MBE que, en realidad solo vino a poner sistemática en la valoración de la ciencia escrita, un espíritu crítico que desde hace tiempo se va derivando a otros paradigmas complementarios como el de la medicina apropiada

lunes, 8 de septiembre de 2025

Un peligro más del uso incorrecto de las redes sociales: el "doomscrolling"

 

El "doomscrolling" es un neologismo en inglés que se refiere a la práctica de pasar compulsivamente tiempo en redes sociales u otros medios digitales consumiendo noticias negativas o angustiantes. El término combina "doom" (catástrofe o fatalidad) y "scrolling" (desplazarse por la pantalla). Y recibe este peculiar nombre porque refleja la naturaleza de la actividad: una búsqueda compulsiva de noticias negativas que, a menudo, generan una sensación de fatalidad o desesperanza. 

Cabe recordar que el término "doomscrolling" se popularizó durante la pandemia de COVID-19, cuando la gente buscaba constantemente información sobre la situación. Sin embargo, la práctica continúa incluso después de la pandemia, ya que las personas pueden verse atrapadas en un ciclo de búsqueda continua y repetitiva de contendio negativo, como noticias sobre crisis, desastres o conflictos. 

Esta conducta de búsqueda compulsiva de noticias negativas en el móvil puede llevar a un ciclo vicioso de ansiedad y malestar emocional, ya que la persona busca constantemente actualizaciones, incluso aunque no sean positivas (y esto se debe al sesgo de la negatividad, que explica cómo nos impactan este tipo de informaicones, y cómo tendemos a fijarnos más en ellas). 

¿Por qué la gente hace "doomscrolling"? Una de las principales razones es el diseño persuasivo y los algoritmos que utilizan los sitios de las redes sociales (se nos sugiere contenido en función de lo que vemos) y como estos canales son infinitos, significa que los usuarios pueden perder la nocitón del tiempo y navegar sin interrupciones. Otras razones son el control (de sus propias vidas), la curiosidad (morbosa por las noticias negativas) o el miedo (a sentirse excluios por sus amigos si no están al tanto de ciertas informaciones). 

Y se ha confirmado que el "doomscrolling" puede tener un impacto negativo en la salud mental, causando ansiedad, estrés, tristeza, disminución de la empatía, falta de sueño e incluso sensación de fatalidad o desesperanza. La exposición constante a noticias negativas puede amplificar emociones negativas y dificultar el manejo del estrés. 

Pero, ¿cómo se puede combatir? Lo primero es importante tomar conciencia del "doomscrolling" y sus efectos en la salud mental. Algunas estrategias para reducir su impacto incluyen:
- Establecer límites de tiempo: limitar el tiempo dedicado a redes sociales y noticias puede ayudar a reducir la exposición a contenido negativo. 
- Diversificar las fuentes de información: buscar noticias en diferentes fuentes y asegurarse de que sean confiables puede ayudar a obtener una visión más equilibrada (y dejar de seguir cuentas negativas). 
- Buscar contenido positivo: dedicar tiempo a consumir contenido positivo y actividades que promuevan el bienestar puede ayudar a contrarrestar el impacto de las noticias negativas. 
- Desconectar: tomarse descansos de las redes sociales y las noticias puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad. 
- Buscar apoyo: si el "doomscrolling" está afectando seriamente la salud mental, buscar apoyo profesional puede ser beneficioso. 

Y esto puede afectar a todos y a todas las edades. Por ello también hay que detectar si nuestros hijos están navegando en la red y atrapados en el "doomscrolling", un riesgo más sobre internet. He aquí una guía de seguridad para padres.